A veces esta lesión es tan grave que se ve el agujero a simple vista. Otras veces aparece una costra de pequeño tamaño en la zona del buche que oculta la gravedad del problema. Cuando la costra se cae deja a la vista la herida. Por la imposibilidad que tiene la capa mucosa de cicatrizar por sí sola se requiere cirugía reparadora. Se debe eliminar todo el tejido dañado, separar el buche de la piel y suturar, se comprueba que no haya fugas del contenido del buche y a continuación se cose la piel. En teoría sencillo.
Normalmente los agapornis que han sido sometidos a esa cirugía se niegan a comer. Desde aquí aconsejamos que se dé la papilla nuevamente en pocas cantidades y más líquida de lo normal para que permanezca en el buche el menor tiempo posible. Algunas veces es necesario utilizar una sonda (haremos una nota en breve sobre cómo utilizar una sonda con papilleros).
Aunque no lo creamos este tipo de accidentes es más común de lo que nos imaginamos y fácilemte evitable. Lo normal sería que al hacer la papilla se batiese lo suficiente como para que no haya unas zonas más calientes que otras y se comprobase la temperatura de la papilla antes de dársela a nuestro agapornis. Aunque a veces nos resulta difícil acudir a un veterinario de exóticos, y mas si residimos en una localidad donde no hay muchos, es imprescindible acudir a un especialista para evitar lo que se muestra en la foto. Sin ánimo de desmerecer a los profesionales que no son especialistas, los veterinarios que no tratan a exóticos están más acostumbrados a mamíferos que a aves y no es recomendable acudir con algo así a uno de ellos.
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